Trabajos premiados XXIII Edición de los Premios de Arquitectura de la Región de Murcia
PREMIO REGIONAL DE ARQUITECTURA 2025
RECUPERACIÓN DE HUERTOS EN INTERIOR DE MANZANA. HUERTOS DEL VICARIO. CARAVACA DE LA CRUZ
ENRIQUE NIETO FERNÁNDEZ Y FERNANDO DE RETES APARICIO
Presentamos un proyecto de recuperación paisajística de 3.400m2 de huertos del siglo XVI y del brazal de la Acequia de Mayrena que los atraviesa en el interior de una manzana del casco histórico de Caravaca de la Cruz. Si bien el encargo ya proponía la creación de un espacio público con marcado carácter ambiental, la propuesta se orientó a la recuperación de los usos agrícolas tradicionales y de la gestión del agua de la acequia y de escorrentía, como estrategias de ‘ruralización’ y ‘naturalización’ capaces de integrar valores ambientales, históricos y paisajísticos. De fondo, la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático en un casco histórico convertido en ’isla de calor’. Para ello, el proyecto ensaya conceptos como ciudad esponja, sumidero térmico o reciclaje que son empleados aquí como modelo de intervención exportable a todo el casco histórico.
Los terrenos fueron objeto de un concurso Europán en 1992, que preveía viviendas sociales y aparcamientos para coches. Posteriormente, el PERIP le asignó aparcamientos subterráneos en dos niveles. Recientemente, un proyecto municipal planteó una plaza dura y dar solución en superficie al problema de aparcamiento rodado. Nuestras primeras visitas al lugar permitieron reconocernos en algunas higueras, buganvillas y otras especies supervivientes del abandono. Algo más soterrados, restos de las infraestructuras hidráulicas que dieron vida a unos huertos servidores de los palacetes del siglo XVII que señalaron la época más próspera de la ciudad.
El proyecto comienza con la urgencia de recuperar para la ciudadanía el mapa de los caminos del agua. Si en San Juan de la Cruz intentamos hacer de una plaza dura un lugar para el encuentro, aquí la intervención consistió en ‘incorporar’ un trozo de campo al corazón de la ciudad. Con esta decisión, lenguajes, tecnologías, estéticas y objetivos se vieron interpelados. Ahora se trataba de dar protagonismo al agua en movimiento y a las formas de vida auspiciadas por especies vegetales, insectos y pájaros. Aparecieron así granados, manzanos, nísperos, nogales, arces, palmeras, almendros, hoteles de insectos y casas de pájaros como materia prima para instalar en el corazón de la ciudad un espacio natural productivo.
En su conjunto, el proyecto supuso una alteración de los imaginarios ciudadanos en torno al espacio público y a la gestión del agua cuando integrada en las prácticas cotidianas de un centro histórico. Frente a la posibilidad de perseverar en una aproximación al espacio público pensado desde su diferencia y oposición con el espacio rural, el proyecto pretende la ‘reintroducción’ de estéticas, tecnologías y procesos productivos propios del ámbito rural en el corazón de la ciudad. Esta inversión en las lógicas de oposición rural-urbano, adquiere una significación particular en tiempos marcados por la necesidad de implementar relaciones de empatía con los ciclos naturales. Sin duda, esta opción problematiza algunas de nuestras herencias de la modernidad como arquitectos, pero supone un reto a la altura de los tiempos en que vivimos.